Accionado por el motor, el alternador (junto con la correa y el regulador) convierte la energía mecánica en energía eléctrica que suministra varias cargas en el sistema del vehículo. Durante las condiciones normales de conducción, esta energía eléctrica se utilizará para recargar la batería del coche. Cuando la carga eléctrica requerida no coincide con la salida producida por el alternador, la batería suministra cualquier energía adicional necesaria para el equipo eléctrico.
A medida que el régimen del motor cambia según las condiciones de conducción, también cambia la velocidad del alternador y la tensión generada. El regulador controla esta tensión generada y garantiza que las diversas cargas eléctricas se suministren con la tensión adecuada, incluida la batería del coche.